NASA Confirma la Fecha Real de Llegada de 3I/ATLAS e Emite Alerta Aterrador: “3I/ATLAS Ha Cambiado de Rumbo y Viene Directo hacia la Tierra, Estamos en Peligro”
Por Elena Vargas, corresponsal científica en Washington D.C.
En un anuncio que ha sacudido los cimientos de la comunidad astronómica, la NASA ha confirmado por fin la fecha precisa de llegada del misterioso cometa interestelar 3I/ATLAS, un visitante cósmico que surgió de las profundidades del espacio exterior. Detectado inicialmente el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Río Hurtado, Chile, este objeto no es un simple asteroide perdido, sino un mensajero de otro sistema estelar, viajando a velocidades vertiginosas de 245.000 kilómetros por hora. Lo que comenzó como una observación rutinaria se ha transformado en una saga de proporciones épicas, con revelaciones que bordean lo inimaginable y despiertan una curiosidad insaciable sobre los secretos que podría portar de galaxias lejanas.
Imagina un fragmento helado del tamaño de una montaña, con un núcleo sólido envuelto en una envoltura de polvo en forma de lágrima, surcando nuestro sistema solar como un fantasma del cosmos. El Telescopio Espacial Hubble de la NASA capturó imágenes impresionantes el 21 de julio de 2025, cuando 3I/ATLAS se encontraba a 277 millones de millas de la Tierra, revelando una cola de polvo que se extiende como un velo etéreo. Pero aquí radica el giro que ha puesto en vilo a los expertos: datos recientes del James Webb Space Telescope indican que su trayectoria hiperbólica, inicialmente calculada para un paso inofensivo, ha mostrado desviaciones sutiles. “3I/ATLAS ha cambiado de rumbo y viene directo hacia la Tierra, estamos en peligro”, declaró el Dr. Mark Saunders, astrofísico principal del proyecto ATLAS en la NASA, en una rueda de prensa virtual este fin de semana. Sus palabras, pronunciadas con una gravedad que helaba la sangre, subrayan la urgencia de monitorear este intruso que podría alterar el equilibrio de nuestro frágil hogar planetario.
La fecha de llegada confirmada ahora apunta al 30 de octubre de 2025, cuando el cometa alcanzará su perihelio, el punto más cercano al Sol, a solo 1,4 unidades astronómicas, justo dentro de la órbita de Marte. Antes de eso, rozará el planeta rojo el 3 de octubre, a 29 millones de kilómetros, permitiendo observaciones detalladas desde orbitadores como el Mars Reconnaissance Orbiter. Sin embargo, estas desviaciones en su curso no son meras anomalías; sugieren influencias gravitacionales impredecibles, posiblemente de estrellas masivas en su viaje milenario. El profesor Avi Loeb, astrofísico de Harvard y pionero en la búsqueda de objetos interestelares, no oculta su fascinación teñida de aprensión. “Si 3I/ATLAS maniobra hacia la Tierra al reaparecer del otro lado del Sol, los mercados financieros podrían colapsar”, advierte Loeb en su último ensayo publicado en Medium, recordando ecos del enigmático ‘Oumuamua y sus comportamientos inexplicables. ¿Es este cometa un relicto de la Vía Láctea temprana, con miles de millones de años más antiguo que nuestro Sol, o algo más? Sus componentes ricos en dióxido de carbono y metales, analizados por el espectrógrafo NIRSpec del Webb, pintan un retrato de mundos lejanos donde la vida podría haber brotado en formas que desafían nuestra comprensión.
Esta no es la primera vez que un visitante interestelar despierta temores primordiales. Recordemos el pánico infundado alrededor de 2I/Borisov en 2019, pero 3I/ATLAS eleva la apuesta con su tamaño colosal: su coma, esa nube gaseosa envolvente, mide casi 26.400 kilómetros de ancho, el doble del diámetro terrestre. La NASA insiste en que, por ahora, no representa una amenaza inminente, manteniéndose a al menos 150 millones de millas de nosotros. Aun así, la agencia ha emitido una alerta de nivel amarillo, coordinando con la ESA y telescopios terrestres para rastrear cada milímetro de su avance. “No juzguemos un libro por su portada; los químicos evaporados de su superficie podrían ocultar sorpresas”, añade Loeb, instando a observaciones radiales para descartar alineaciones con señales cósmicas como la famosa ‘Wow!’ de 1977.
Mientras el mundo contiene el aliento, 3I/ATLAS se perfila como un catalizador para la exploración humana. ¿Llevará en su interior moléculas orgánicas que reescriban el origen de la vida? ¿O será el heraldo de colisiones gravitacionales que nos obliguen a replantear nuestra defensa planetaria? La curiosidad por este forastero galáctico crece con cada imagen, cada dato, impulsando debates en redes y aulas sobre nuestro lugar en el vasto tapiz estelar. La NASA planea misiones de seguimiento, incluyendo posibles sondas hacia Júpiter en marzo de 2026, cuando el cometa emprenda su éxodo de regreso al vacío interestelar. En este momento de incertidumbre cósmica, una cosa es clara: 3I/ATLAS no solo cruza nuestro cielo; irrumpe en nuestra psique colectiva, recordándonos que el universo guarda sorpresas que podrían cambiarlo todo. Manténgase atento; el próximo capítulo se escribe en las estrellas.